¿Quién puede ser escritor?
Hace poco di con una entrada del blog de Ana Bolox en la que no dejo de pensar. Comentaba y completaba consejos que la escritora de novela policíaca P.D. James daba a escritores. El tema al que no paro de dar vueltas se podría resumir en una pregunta: el escritor, ¿nace o se hace? Según P.D. James, hay que nacer escritor, hay que tener el don de la escritura. Ana Bolox está convencida de que se puede aprender a escribir. Yo no creo en dones, sino en el esfuerzo y la constancia, así que me acerco más a la opinión de Ana Bolox. Me gustaría, sin embargo, añadir mi granito de arena al debate. Creo que el empeño no basta. Y no hablo de escribir con éxito, para lo que otros factores entran en juego (Sergio Casado da algunas pistas en su blog), sino simplemente de escribir. Amantes de los libros hay muchos, pero los que sienten el anhelo de escribir son menos. Pienso que hay que tener una cierta disposición, algo en tu carácter y tu modo de ser que te empuje a ello. No todo el mundo disfruta de la soledad en la que la tarea del escritor se desarrolla.
¿Qué cualidad(es) son necesarias?
Pero, aparte de cierta inclinación natural, ¿hay algo más? ¿Influye nuestra manera de pensar y de analizar lo que nos rodea? Dice Haruki Murakami, no sin ironía, que para ser escritor hay que ser lento de pensamiento, que las personas inteligentes no se dedican a la escritura. De hecho, recomiendo su De qué hablo cuando hablo de escribir. Uno de los consejos, más acertados a mi parecer, que Murakami da en él es el de observar sin caer en la tentación de juzgar o llegar a conclusiones precipitadas. Cuando hacemos esto último, nos explica, condenamos la historia a un final abrupto, pues no hay ya nada más que decir. Sin embargo, si guardamos en nuestra memoria lo esencial de la información, las conversaciones o las imágenes a las que hemos asistido, más adelante, se podrán analizar desde diferentes ángulos y convertirse en valiosa materia prima para nuestras novelas. Es por eso por lo que la lentitud de pensamiento que Murakami atribuye a los escritores es una ventaja considerable, una virtud casi.
Yo creo, además, que la escritura nos ayuda a sobrellevar la frustrante lentitud con la que a veces reaccionamos a ciertas situaciones. Siempre he admirado a las personas capaces de encontrar la palabra justa en cualquier circunstancia. Muchas discusiones me han dejado mal sabor de boca y un “debería haber dicho” que me persigue tiempo después. Algo similar me pasa, cuando admiro con alguien una magnífica obra de arte o escucho una deliciosa melodía. A veces, lo único que soy capaz de expresar en esos momentos es “qué bonito” o “me gusta”. El ritmo de la escritura me permite expresarme más cómodamente. Tranquila, delante de una hoja en blanco, soy capaz de encontrar los argumentos, desgranar sus razones, describir las sensaciones que el cuadro o el concierto despertaron en mí o transmitir, a través de mis personajes, sentimientos que posiblemente mi boca nunca será capaz de pronunciar. Dice Marguerite Duras en su libro Escribir que escribir es no hablar. Es callarse. Es gritar sin hacer ruido.
El consejo ineludible
Consejos para escritores hay muchos. El que escucho más a menudo es el que dice que para ser buen escritor hay que leer. Es uno de los que más me gusta, pues es fácil y, además, disfrutas siguiéndolo. Es curioso que algunos digan que lo que leas es lo que menos importa, que lo importante es leer. Según Murakami, da igual que lo que se lea sea excelente, menos bueno o sin interés alguno, lo importante es devorar todo escrito que cae en nuestra manos. Leí en una biografía de Miguel Delibes que el libro que le había ayudado a iniciar su camino literario era el Curso de Derecho Mercantil de Joaquín Garrigues. Y si un tratado mercantil puede ayudar a alguien a convertirse en un gran literato, me pregunto qué influencia puede tener un tratado sobre el arte de escribir.
He leído mucho, pero sin seguir a rajatabla el consejo de leer lo que sea. Supongo que buscaba que el libro me gustara y, para ello, a menudo, he elegido mis lecturas entre las de los mejores escritores, las mejores ventas, los libros más recomendados. Siempre pensé que se aprende más de los buenos, de los expertos y solo, ahora, me doy cuenta de que los fallos y los errores pueden ser más instructivos. No solo los de los demás, sino también los proprios. Es por lo que la mayoría de autores, incluidas P.D. James y Ana Bolox, recomiendan escribir, escribir, escribir.
¿Qué se necesita para escribir?
Muchos escritores inciden en lo importante que son las rutinas y un espacio dedicado solo para escribir. Stephen King en Mientras escribo nos habla de la necesidad de tener una habitación con una puerta que cierre y la determinación de mantenerla cerrada. El objetivo es eliminar todo los que nos pueda distraer.
Sin embargo, tener un rinconcito tranquilo y cómodo para escribir no es suficiente. A veces nos engañamos con un “no tengo tiempo” que simplemente oculta nuestro miedo al fracaso. Hay que sobreponerse a él y ser sinceros con nosotros mismos. Para encontrar tiempo, primero hay que buscarlo. Es cierto que las soluciones que algunos ponen en práctica para “sacar tiempo” no tienen porqué ajustarse a nuestras posibilidades o preferencias. Cuenta James Patterson que, cuando todavía no podía dedicarse por completo a la escritura, solía ponerse a escribir a las 5 de la mañana, antes de ir al trabajo. La idea no es mala, juro que lo intenté, pero no aguanté más de diez días. Otros de sus consejos (de los cientos que ofrece en su masterclass sobre cómo escribir), tales como preparar un esquema antes de comenzar, son más fáciles de seguir y más útiles para poder aprovechar el tiempo limitado que, a veces, tenemos.
¿Es así de simple?
A lo largo de la lectura de los párrafos anteriores, quizás te hayas dicho “Bueno, ¿eso es todo?; yo lo hago y no me está dando resultado”. Es bastante probable. Todo consejo es útil pero no basta por sí solo. Puede que ayuden, pero no cambiarán tu vida de la noche a la mañana. Piensa en ellos, no como fórmulas mágicas, si no como los escalones que hay que subir pacientemente para alcanzar una meta. De hecho, si hay un consejo con el que tuviera que quedarme, de todos los que he oído hasta el momento, sería el de no te desanimes y sé perseverante. A más de uno le ha funcionado. Si no, que se lo digan a J. K. Rowling.
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Muchas gracias por citarme. Un post muy interesante y útil 🙂
“Escribir ….es callarse. Es gritar sin hacer ruido.” Marguerite Duras
“Observar sin caer en la tentación de juzgar…” como aconseja Murakami
Tantas cosas por aprender de vosotros los escritores….
Gracias por compartir